La familia Casado y Risueño, nació con el NO-DO.
Fue una familia ejemplo de patriotismo y buenas costumbres de la España más franquista.
Pero con el fin del NO-DO en 1.981, parece ser que también se acabaron parte de las buenas costumbres y el patriotismo que tanto se admiraba en el panfleto que duró cuarenta años de mentiras e ilusiones.
En la España actual, aquellos que se bautizaron con el NO-DO, no sienten más que vergüenza y deshonra.
Para OBDULIO, el patriarca de la familia, militar y franquista hasta la médula, solo queda deshonor y vergüenza. Todos sus hijos no son más que la antítesis de lo que fue él, y de lo que fue España.
La homosexualidad, la droga, el crimen, la corrupción, el odio entre hermanos, la traición a los ideales, el desamor... Todo tiene cabida en esta sociedad que le ha tocado vivir ya en el ocaso de su existencia. Jamás creyó que viviría para verlo.
Su hija, casada con el genero opuesto a sus anhelos: un hombre; se cansó de vivir la mentira que querían los demás y rompió con todo para vivir su vida, descuidándose de su propia hija, que encontrará la muerte en la sobredosis o, tal vez, en la dejadez de una madre a la que no importó nunca.
Su hijo mayor, llegado a la política para medrar: egoísta, ególatra, ambicioso, pederasta… Nada le importa más que satisfacer sus bajos instintos.
Su hijo menor: drogadicto, vago, violador…
Su mujer… Se cansó de tanta rectitud, de tanto mando y tanta monserga… También ella buscará su pedazo de cielo, su pasaje al paraíso que tanto le negó su propio marido.
Todos verán la conclusión de sus actitudes en la vida, en los tres días anteriores a la cena de Noche Buena. Ya nada será como antes. La sintonía musical de NO-DO, quedó callada para siempre.
Manolo Guerrero